Hijas de Odin, bellísimas y fortísimas guerreras,
armadas de yelmo, escudo, coraza y lanza. Su tarea era la de ayudar a los
valientes en las batallas, a las que acudían a través de los montones de
cadáveres, cabalgando corceles encantados. Ellas y sus caballos eran las
personificaciones de las nubes, y sus relucientes armas las de los relámpagos.
Los antiguos imaginaban que descendían en picado a la orden de Valfather.
Cogían a los héroes moribundos, los reanimaban con un beso y los conducían al
Walhalla (paraíso de los héroes), residencia habitual de Odin. Allí les dejaban
reposar, alimentándolos con hidromiel y deleitándolos con las bellezas de
aquella morada. La residencia habitual de las Valkirias era el Wingolf, su
mundo en exclusiva, situado al lado del Walhalla. Eran muy numerosas y las
comandaba Freya, a la que debían obedecer siempre, bajo pena de severos
castigos, el más humillante de los cuales era la pérdida de la categoría de
Valkiria. Belicosas, pero siempre vírgenes, tenían la facultad de transformarse
en cisnes.
La más célebre de las Valkirias, hecha famosa por
Richard Wagner, fue Brunilda. Las más mencionadas son: Mista, Rista, Hilda,
Thruda, Hlök, Herfjotern, Ragyd, Gud, Skogul y Hrund. La más bella era Hnos.
Valkirias: O llamadas también doncellas de Urd,
Vestían cascos de plata o de oro y corseletes rojos como la sangre y, portando
lanzas y escudos resplandecientes, cargaban audazmente a través del fragor de
la batalla sobre sus briosos corceles blancos. Estos caballos galopaban a
través de los dominios del aire y sobre el palpitante Bifröst, llevando no sólo
a sus hermosas jinetes, sino también a los héroes caídos que, tras haber
recibido el beso de la muerte de las valkirias, eran transportados inmediatamente
al Valhalla por mando de Odín, . En su mayor parte tenían origen celestial,
pero frecuentemente muchachas de estirpe nobilísima eran acogidas en vida entre
las valkirias, y daban alguna vez su amor a los héroes. Entre las más
importantes destacan: Hlin, quien llevaba a Freya las oraciones de los hombres
y mujeres, Gna, era la rápida mensajera, que va y vuelve a la Tierra , contemplando y
recordando, Lofn, guardián de los amantes, en cuyo nombre se hacen los
juramentos, Vjofr, la pacificadora, que une a los amantes y los esposos que han
peleado, Syn, la sabia guardiana de la puerta y Gefjon, guardiana de las
doncellas vírgenes que nunca se casaran.
Wayland y las Valkirias: Se suponía que las
valkirias realizaban vuelos frecuentes a la tierra con plumajes de cisne, que
ellas se quitaban al llegar a un río apartado, para poder disfrutar de un baño.
Cualquier mortal que las sorprendiera de este modo y obtuviera su plumaje,
podía evitar que abandonaran la
Tierra e incluso podía obligar a estas orgullosas guerreras a
casarse con ellos si ése era su deseo.
Se dice que tres valkirias, Olrun, Alvit y
Svanhvit, estaban jugando en una ocasión en las aguas, cuando los tres hermanos
Egil, Slagfinn y Völund o Wayland el herrero, se aparecieron de repente ante ellas
y, cogiendo sus plumajes de cisne, los jóvenes las obligaron a permanecer en la Tierra y a convertirse en
sus esposas durante nueve años, pero al finalizar ese período, recuperando sus
plumajes, o rompiéndose el hechizo de alguna otra manera, lograron escapar.
Los hermanos sintieron profundamente la pérdida de
sus esposas y dos de ellos, Egil y Slagfinn, tras ponerse su calzado de nieve,
se fueron en busca de sus amadas, desapareciendo en las frías y nebulosas
regiones del Norte. El tercer hermano, Völund, sin embargo, permaneció en casa,
sabiendo que cualquier búsqueda sería inútil y encontró consuelo contemplando
un anillo que Alvit le había entregado como prueba de su amor y guardó
constantemente la esperanza de que algún día regresara. Ya que era un herrero
muy hábil y podía fabricar los más delicados ornamentos de plata y oro, al
igual que armas mágicas que ningún golpe podía partir, empleó su tiempo libre
en fabricar setecientos anillos exactos al que su mujer le había regalado. Una
vez terminados, los ató uno con otro. Pero una noche, tras regresar de la caza,
encontró que alguien se había llevado uno de los anillos, dejando los otros
intactos y sus esperanzas se vieron renovadas, ya que se dijo a sí mismo que su
esposa había estado allí y pronto regresaría para quedarse.
La misma noche, sin embargo, fue sorprendido
mientras dormía y atado y hecho prisionero de Nidud, rey de Suecia, que se hizo
con su espada, una selecta arma con poderes mágicos que guardaba para uso
propio y con el anillo de amor hecho de puro oro del Rin, que posteriormente le
dio a su única hija, Bodvild. Mientas, el infeliz Völund fue conducido cautivo
hasta una isla cercana donde, tras ser desjarreteado para que no pudiese
escapar, el rey le puso a forjar armas y ornamentos continuamente para su uso.
También le exigió construir un intrincado laberinto, e incluso hoy en día, en
Islandia, los laberintos se conocen como "casas de Völund".
La rabia y la desesperación de Völund crecía con
cada nuevo insulto que le profería Nidud y empleaba noche y día para pensar en
un modo de vengarse. Tampoco se olvidó de planear su escapatoria y durante los
descansos entre trabajo y trabajo fabricó un par de alas similares a aquellas
que su esposa había utilizado para escapar como valkiria, que él pretendía
ponerse tan pronto como su venganza hubiese sido realizada. Un día el rey fue a
visitar a su prisionero y le trajo la espada que le había robado para que la
reparara. Sin embargo, Völund la sustituyó astutamente por otra arma tan
exactamente igual a la espada mágica como para engañar al rey cuando viniese a
reclamarla. Unos pocos días más tarde, Völund atrajo a los hijos del rey a su
herrería y los mató, tras lo cual fabricó ingeniosamente vasos de beber a
partir de sus cráneos y joyas a partir de sus ojos y dientes, entregándoselos a
sus padres y hermana. La familia real no sospechó de dónde procedían, por lo
que estos regalos fueron aceptados con gozo. Mientras que los pobres jóvenes,
se cree que fueron arrastrados al mar y ahogados.
Algún tiempo después, Bodvild, deseando tener su
anillo arreglado, también visitó la cabaña del herrero, donde, mientras
esperaba, bebió confiadamente de una droga mágica que la sumió en el sueño y la
dejó a merced de Völund. Habiendo concluido su último acto de venganza, Völund
se puso inmediatamente las alas que había estado preparando para este día y,
cogiendo su espada y su anillo, alzó lentamente el vuelo. Dirigiéndose hacia el
palacio, se posó fuera de alcance y le relató sus crímenes a Nidud. El rey,
fuera de sí de rabia, llamó a Egil, hermano de Völund, que también había caído
en su poder y le ordenó que utilizara sus maravillosas dotes de arquero para
abatir al insolente pájaro. Obedeciendo una señal de Völund, Egil apuntó hacia
una protuberancia bajo su ala, donde se ocultaba una vejiga llena de sangre de
los jóvenes príncipes y el herrero escapó volando triunfante e ileso,
declarando que Odín le entregaría su espada a Sigmund, una predicción que se
vio debidamente cumplida.
Völund se dirigió entonces a Alfheim, donde, si la
leyenda está en lo cierto, encontró a su amada esposa, siendo por siempre feliz
junto a ella hasta el ocaso de los dioses.
Pero incluso en Alfheim este diestro herrero
siguió ejerciendo su oficio, y varias armaduras impenetrables, que se dice que
él fabricó, son descritas en poemas heroicos posteriores. Además de Balmung y
Joyeuse, las célebres espadas de Sigmund y Carlomagno, se dice que también
forjó a Miming para su hijo Heime y muchas otras espadas famosas.
Brunnhild.La historia de Brunnhild se encuentra de
muchas formas. Algunas versiones describen
a la heroína como la hija de un rey al que Odín retuvo para que le
sirviera en su grupo de valkirias, otras como la líder de las valkirias e hija
del mismo Odín. En la historia de Richard Wagner, "El Anillo de los
Nibelungos", el gran músico presenta una concepción particularmente
atractiva, aunque no obstante más moderna, de la jefa de las valkirias y su
desobediencia cuando Odín le ordenó que trajera al joven Sigmund al lado de su
amada Sieglinde, para llevarle hasta el Palacio de los Benditos.
La historia de las valquirias se encuentra en la Edad poética, que conforma
una serie de mitos nórdicos y escandinavos y es la fuente más importante sobre
los poemas escritos en nórdico antiguo. En estos poemas mitológicos no
encontramos el origen de estas deidades, pero sí se describe cómo son las
valquirias: “doncellas escuderas que cabalgan en las filas de los dioses o
sirven los tragos en el Valhalla”.
Las valquirias eran deidades sobrenaturales que
servían al dios principal de la mitología nórdica, Odín. Su misión era conducir
a los héroes que mueren en las luchas al Valhalla, una fortaleza que está en el
palacio de Odín, para que ayudasen al dios en su guerra del fin del mundo
conocida como Ragnarök. Muchas de ellas aparecen en la literatura como seres
mitológicos. Por ejemplo:
Brunilda o Brynhildr: es uno de los personajes que
aparecen en el Cantar de los nibelungos, de la Edda poética, y también está representada en la Saga de los volsungos. En
esta última obra poética, Brunilda tiene que decidir quién gana la batalla
entre dos reyes. Ella apuesta por Agnar, por lo que Odín la encierra en un
castillo y tenía que permanecer dormida hasta que la rescatasen. Al final, un
héroe la rescata y consigue que le quite Odín el castigo. Como podéis observar,
este relato tiene una gran similitud con la bella durmiente y es que muchas
películas y narraciones posteriores se basan en seres mitológicos para sus
relatos.
Hilda: esta valquiria puede revivir a los muertos
que caen en la guerra y, a menudo, utilizaba su magia para que Hedin y Högni
siguiesen luchando. En la
Leyenda de Hedin y Högni aparece como la esposa del primero y
la hija del segundo.
Sigrdrífa: en el poema Sigrdrífumál que aparece en
el ciclo nibelungo de la Edad
poética, Sigrdrífa es representada como consejera del héroe Sigurd.
Sigrún: esta valquiria aparece en los dos primeros
cantos de Helgakviða Hundingsbana recopilados en la Edad poética.
Sváva o Sváfa: la historia de esta deidad aparece
en el Helgakviða Hjörvarðssonar.
Ölrún o Alruna: aparece como hija de Kiár de
Valland en el Völundarkviða.
Þrúðr: su leyenda está en la Edad prosaica que escribió
Snorri Sturluson.
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